“Lo esencial es invisible a los ojos”, dijo el Zorro
“Lo
esencial es invisible a los ojos” - repitió el principito a fin de recordarlo.
Es que pareciera que las verdades esenciales de la vida necesitamos
recordarlas no una, sino muchas veces a lo
largo de nuestra existencia y del día. Aprendamos una lección y nos decimos,
“Lo importante es lo de adentro”, “Lo esencial es disfrutar cada minuto”, “El
presente es lo único que tenemos”….y pronto estamos nuevamente en lo cotidiano
de la vida, perdiéndonos o sumergiéndonos en hechos insignificantes como si lo
profundo perdiera valor. Pero, ¿es realmente así? ¿Podemos vivir en un nivel de
profundidad constante? Creo que la clave es buscar el equilibrio de vivir a
conciencia, de ser fiel a uno mismo y admirar las simples cosas con la
profundidad de un sabio. Disfrutar amaneceres, una buena taza de té, la sonrisa
de un niño, el ruido de la lluvia, las formas de las nubes, los ojos de nuestro
interlocutor, y todo aquello que nos conecte con ese instante que nunca más va
a repetirse. “Busca la sagrado en la
corriente, busca lo notable en lo común”.
Hoy
leí un artículo que me impactó y emocionó mucho; me hizo repensar el valor de la adversidad y
la fortaleza que cada uno de nosotros tenemos
en nuestro interior para enfrentar lo que nos sucede. Me hizo SENTIR el presente plenamente. Y también me disparó muchas preguntas: ¿Cuánto valoramos lo que tenemos sin haberlo pedido, como la vista, nuestros brazos y piernas, y la capacidad de escuchar? ¿Hasta dónde somos capaces de llegar cuándo el mundo pareciera volverse en contra? ¿De dónde sacamos las fuerzas cuándo el afuera se desintegra completamente? ¿Cómo lidiamos con esas emociones? ¿Qué hacemos con el enojo? ¿Y con el futuro? ¿Con qué ojos
vemos al mundo? ¿Desde qué lugar observas el mundo?
El
protagonista de esta historia es Martín Ariel Kremenchuzky, un maratonista
ciego que eligió correr para vencer la depresión y ser un mejor padre. El motor
que impulsó a Martín a aceptar su ceguera e hipoacusia, fue su hijo Tomás. ¿Qué fuerza más importante que el amor? Ese
amor a prueba de todo, de lástima ajena y propia, de limitaciones físicas y
mentales, de prejuicios y hasta la ciencia misma. Se preguntó qué clase de
padre quería ser para su hijo: uno de quien se sintiera orgulloso fue la
respuesta que lo hizo avanzar. La
aceptación de su ceguera fue lo que paradójicamente le iluminó el camino de
nuevas posibilidades desconocidas. “Mi vida cambió hace tres años, el día que
asumí la discapacidad y dejé de luchar contra ella”, dice Martín con un coraje
que contagia e infla el pecho. “¿Cómo explicar que no podemos cuando hemos
pasado la vida intentando demostrar lo contrario? Pero ahí estaba mi hijo, mi
refugio. Pasaba horas, muchas horas jugando con él, mi único entretenimiento
cuando todos los atractivos que podía ofrecerme la vida se desvanecieron. Nos hicimos campeones en las
escondidas”, cuenta con palabras que
emocionan hasta los corazones más fríos.
Aquí les dejo el link para que disfruten de
esta nota maravillosa
Hay
una forma de ver y sentir el mundo que no tiene que ver con los ojos. O mejor
dicho que trasciende nuestro campo visual. Se trata de un sentir con nuestra
alma, con nuestra esperanza y nuestra intuición. De prestar atención a lo que
nos dice nuestros sentimientos en lugar de escuchar únicamente los dictados de
la cabeza. Es una manera de conectarnos con el amor del universo de una forma
directa, sin interferencia ni distracciones. Los niños poseen esta capacidad de
asombro de forma natural. Y todos fuimos niños alguna vez. “Quiero, entonces,
dedicar este libro al niño que una vez fue esa persona mayor. Todas las
personas mayores han sido primero niños. (Pero pocos lo recuerdan)",
escribió Saint-exupery en la dedicatoria del principito.
La
propuesta de hoy es mirar al mundo con ojos de niños y disfrutar la belleza de
la vida, y todas aquellas situaciones que pasamos desapercibidas o damos por
sentadas. Como hicieron Martín y su hijo Tomás.
¿Con
qué ojos mirás al mundo que te rodea? ¿Qué es lo esencial en tu vida en este
momento? ¿Le haces caso a tu intuición o decidís no escucharla? ¡Contame!

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